El Proyecto


Con motivo de un fuerte temporal
y de la gran subida del canal;
en un tiempo lejano , ya muy viejo,
las delicias formó de Algarinejo.
Porque llegando a hacerse navegable,
uno de aquellos genios incansables
del apellido ilustre de Tallón,
mandó hacer este magnifico Artesón.
Y unido a otros genios, no menores,
descubrieron por miles los primores,
volviendo con tantísimo dinero,
que envidia dieron en el mundo entero.

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Ya apenas si nos queda la memoria
de aquella grande y famosa Historia.
Hoy ha vennido a renovar la mente,
este copioso y abrumador torrente
de lluvia atroz y repetida,
que rara vez vemos en la vida.
Y a la paz de un recuerdo preversa
a un vástago que guarda y que conserva
preciosos pergaminos tan brillantes,
que jamás obtuvieron caminates.
Y la gran nave que aquellos construyeron
para el objeto que se propusieron.
Este nuevo Colón,
José Luis Tallón,
hombre de gran talento
y profundo pensamiento;
que viéndolo el señor venir,
propuso a unos compañeros
preciados de aventureros,
una nueva expedición
en aquel mismo Artesón
que sirviera a sus mayores
allá en siglos anteriores.
Y con suave dulzura,
a decirles se apresura
con la bondadosa risa
que al Tallón caracteriza:

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“Compañeros muy amados,
¿queréis ser acaudalados?
Ayudadme en esta empresa.
Ya que la naturaleza
nos brinda con la fortuna ,
esta es la hora oportuna
de ganar gloria y dinero.
Con que así, salga el primero
que a la excurción quiera ir,
ya que vamos a salir.
Que la cosa no demoro,
que el tiempo dicen que es oro”

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Garófano es el primero
que dice muy alterado:
“Desde este mismo momento
me adhiero a su pensamiento.
cuente con mi humilde apoyo,
que sin temor al escollo,
ni al viento, ni a la marea,
solo le anima y desea,
con patriótico ardor,
a mi amigo y servidor,
ver su tiempo coronado.
Pues veo con mucho agrador
que es esta digna reunión
crecerá la admiración,
y acogerán al momento,
su divino pensamiento.

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Y al tomar aquí pasaje
en tan honroso viaje,
debo advertir lo primero,
que yo renuncio al dinero.
Pues de ninguna manera
lo haría por el interés.
También renuncio, a la vez,
lo que me toque de gloria.
Sólo escrbir la memoria
de los héroes de mi tierra,
que de pensarlo me aterra,
me lleva a perder la vida,
si es necesario, en seguida”.

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“Gracias , amigo José.
Pues demasiado lo sé
que usted no es interesado.
Y es de mi mayor agrado
que venga en nuestra compaña.
Y así sabrán en España
y en los Reinos Extranjeros,
que existen “compatrioteros”
que trabajan anhelantes,
por bien de sus semejantes”.

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Otros segundo viajero,
se levanta placentero.
Deseando tomar parte,
con fino ademán y arte,
se explica de esta manera:
“Señores, por vez primera
que pisé esta población,
tuve la satisfacción
de conocer, por momentos,
los esmerados talentos
que por doquiera veía,
y colmado de alegría
me hice vuestro conecino.
Y al apuntarme al Casino,
no vacile ni un instante,
y aquí me tienen constante,
siempre a su disposición.
Y al ver que el señor Tallón
tuvo tan feliz idea,
basta sólo que yo sea
descendiente de Cortés
para tener a la vez
la gran dicha y honor,
que tuvo mi antecesor.

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Más esto sólo me induce.
Lo que más bien me conduce,
si aquí he de decir verdad,
es una hermosa Deidad,
es una linda chiquilla
que ayer me deje en Sevilla,
y que me tiene sin sueño.
Y por eso tengo empeño
en seguir esa jornada
sin arredrarme por nada".

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"Y yo le admito gustoso,
siendo en su asunto celoso.
Llevando su dama a flote
en el mejor camarote
que tenga la embarcación,
le daré colocación.
Gustoso del sexo hermoso
soy galante y generoso
siempre han tenido estos dones
las castas de los Tallones".

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D. José, el maestro escuela,
dice: "me daré a la vela
en tan famoso Artesón,
pero con la condición,
que es lo que a mi más importa,
de pasarme un día en la Corta.
Porque estará en mal paraje.
Después seguiré viaje,
aunque algo receloso
pues estaría gracioso,
y no sería cosa rara,
que a nosotros nos pasara,
lo que pasó en cierta parte
con la mona de Iriarte.
Que se hizo capitana,
y en menos de una semana,
no quedo en el Regimiento,
ni soldado, ni sargento.

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También me temo un desastre
con la señora del sastre.
Si viene borrasca fea,
y el Artesón se menea;
y después viene el mareo
y yo tambien me meneo,
y me caigo encima de ella.
Ya tiene usted una querella,
o si no, un lance de honor.
Y seria buen primor
que fueramos en los mares,
pasto de los calamares"
"No tenga usted apresión
-contesto el señor Tallón-
No ve los conocimientos,
en "golfos" soy el primero
y de "montes" ingeniero,
que tengo en ríos y vientos?.
Y que se el itinerario
lo mismo que el silabario.
Pues hace un mes que lo estudio;
desde que vi este preludio
que la lluvia nos traía,
no he cesado noche y día
hasta conseguir mi afán
y disponer este plan.
Y si usted muestra recelo,
desde ahora lo relevo.
Con confianza y franqueza,
que responde mi cabeza,
su vida sera sagrada
en esta nuestra jornada".

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Gutierrez, el "Escribano",
se levanta muy ufano,
y dice al señor Tallón:
"Me ofrezco sin condición,
y desde este mismo instante
seré vuestro acompañante.
Suracando ríos y mares,
los placeres y pesares
con gusto los llevaré.

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Y, al mismo tiempo, seré
útil en cualquier momento.
Si alguno su Testamento
en el mar quisiera hacer,
pues no tienen más que ver,
que en llevándome a la mano
no carecen de “Escribano”.

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El doctor de mi apellido
también se nos ha ofrecido.
que aunque no está presente
me encargó lo represente.
Y que está en todo propicio,
ofreciendo su servicio
en toda la travesía,
por si alguno se refría
o padece reumatismo,
aplicarle un “sinapismo”

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Otro socio se ha ofrecido,
que ha sido muy aplaudido.
Es el señor de Gabriel,
dicen que cuente con él,
que si se ven en apuro,
les sacará de seguro
de cualquier tribulación.
Con su hermosa condición
y dote de ser alado,
nadie se verá en apuro,
pues, si a sus garras se aferra,
pronto se verán en tierra.
Y aunque estemos distantes
no se tardarán instantes
en volver a este lugar.

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“Señores, no hay más que hablar,
el asunto es concluido,
-dijo Tallón convencido-.
Es tanto el placer que siento
que me embargo el pensamiento.
Hablaré en otra ocasión.
Mándese que el Artesón
vaya a la “Junta los Ríos”.
¡Y, vosotros, hijos míos,
arreglar vuestro equipaje,
y mañana, de viaje ¡”.

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